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CONTEXTOS DE SANTO TOMAS



Toda la Edad media está bajo la influencia ,tanto económica ,política como culturalmente hablando , de la Iglesia y por lo tanto las manifestaciones filosóficas no van a ser menos. En este sentido la filosofía de Santo Tomas no es más que una expresión más del poder eclesiástico, el intento de justificar la relación entre la fe y la razón, las demostraciones de la existencia de Dios son manifestaciones del control cultural y filosófico que mantiene la Iglesia en esta época. Por otro lado el aristotelismo incipiente de la filosofía tomista está en consonancia con el arte gótico y su manifestación naturalista, amplios ventanales para dejar entrar la luz, adornos en formas humanas y vegetales…algo que casa perfectamente con la idea de la contemplación de la naturaleza.



El conflicto que se originó entre las posiciones tomistas y la doctrina “oficial” de la Iglesia se originó también a nivel político durante los siglos XIII y XIV, entre el papado y los emperadores. El papa de mayor peso durante la vida de Tomás de Aquino, Inocencio III, apoyó las ideas cesaropapistas que veían en la Iglesia la única institución capaz de establecer un Imperio cristiano. Tras la muerte de Tomás de Aquino, este conflicto continuó hasta dar lugar, ya en el siglo XIV, al Cisma de Avignon, donde la cristiandad convivió durante cerca de 70 años con dos papas. Estas luchas entre cesaropapistas y defensores del imperio político se dieron en el contexto de la formación de los Estados modernos.




En lo referente al marco sociocultural, dentro de esos Estados nacientes se estaba produciendo un desarrollo de las ciudades. A pesar de esto, el modo de vida de la mayoría de la población seguía siendo agrario y feudal, basado en un férreo régimen estamental, de vasallaje, que mantenía a la nobleza y al clero como clases privilegiadas poseedoras del poder y de la tierra, frente al campesinado y a la nueva burguesía artesana de las ciudades.



Durante toda la Baja Edad Media la cultura estuvo dominada por el clero: a partir del siglo XII se crean las órdenes mendicantes (dominicos y franciscanos), que suponen un importante desarrollo cultural, y que llevan su tarea educativa a las Universidades de reciente creación, como Oxford, París –donde estudió Tomás de Aquino– y Bolonia. Las Universidades se convierten en centros culturales urbanos, con cierta independencia del papado, donde se hacen estudios de Filosofía y Teología. En las Universidades se comienzan a producir también síntesis de autores sobre el pensamiento cristiano que tienen un carácter enciclopédico: serán las Summas, que también cultivará Tomás de Aquino. Ante la aparición de tendencias divergentes el aporte cultural cristiano será defendido con dogmatismo desde el papado: en la época de Tomás de Aquino se prohíben algunas obras de talante aristotélico, se instaura la Inquisición y se responde al avance de la nueva religión islámica con las Cruzadas.





En el plano filosófico, el pensamiento medieval cristiano desde la Alta Edad Media está dominado por la filosofía platónica-agustiniana, que hacía de la Fe y la Razón aspectos inseparables; situaba la cuestión ética en la voluntad; hablaba de la creación de Dios mediante las ideas y daba prueba de su existencia mediante el argumento ontológico de San Anselmo. Pero a partir del siglo X, paralelamente a este pensamiento aparece otro de corte aristotélico, representado por Avicena y Averroes. En esta nueva línea estaría Tomás de Aquino. Esta filosofía aristotélica fue tomando cuerpo y cristalizó en la Escolástica, que tuvo como principales representantes en esa época a Siger de Bravante y a Alberto Magno. Esta filosofía supuso una innovación respecto a los planteamientos patrísticos (agustinianos), y se opuso a ellos al considerar la necesidad de demostrar desde vías empíricas la existencia de Dios, lo que se oponía al argumento ontológico. También chocó con la patrística en su consideración de la Fe y la Razón como caminos separados que convenía investigar, proponiendo el análisis de cuestiones de fe a través de la razón, con la confianza de que ambas confluyeran en la Teología.





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