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EL SURGIMIENTO DE LA FILOSOFÍA EN GRECIA

 



1.    El Surgimiento de la Filosofía Occidental en Grecia

 

Introducción

La filosofía occidental tiene sus raíces en la antigua Grecia, donde surgió como un esfuerzo por entender el mundo de una manera racional y sistemática, diferenciándose de la cosmovisión mítica que predominaba en esa época. Este cambio de paradigma, del mito al logos, marcó el inicio de una nueva forma de pensar que ha influido profundamente en la cultura y el pensamiento occidental.

 

Cosmovisión Mítica

Antes del surgimiento de la filosofía, la comprensión del mundo en la antigua Grecia estaba dominada por una cosmovisión mítica. Los mitos eran relatos tradicionales que explicaban los fenómenos naturales y los eventos humanos a través de historias sobre dioses y héroes. Estos mitos ofrecían explicaciones simbólicas y emotivas de la realidad, y eran transmitidos de generación en generación.

 

Por ejemplo, los mitos griegos explicaban el origen del mundo y los fenómenos naturales a través de las acciones de los dioses. Zeus, el dios del cielo, era responsable de los rayos y las tormentas, mientras que Poseidón, el dios del mar, controlaba los océanos y los terremotos. Estos relatos no solo explicaban el mundo natural, sino que también proporcionaban un marco moral y cultural para la sociedad griega.

 

Teorización Filosófica

El surgimiento de la filosofía en Grecia marcó un cambio radical en la forma de entender el mundo. Los primeros filósofos, conocidos como presocráticos, comenzaron a buscar explicaciones racionales y sistemáticas para los fenómenos naturales, basándose en la observación y el razonamiento lógico en lugar de en los mitos.

 

Uno de los primeros filósofos fue Tales de Mileto, quien argumentó que el agua es el principio fundamental (arjé) de todas las cosas. Esta idea se basaba en la observación de que el agua es esencial para la vida y está presente en muchas formas en la naturaleza. Otros filósofos presocráticos, como Anaximandro y Anaxímenes, propusieron diferentes principios fundamentales, como el apeiron (lo ilimitado) y el aire, respectivamente.

 

Heráclito, otro filósofo presocrático, sostuvo que el cambio es la esencia de la realidad, resumido en su famosa frase “todo fluye” . En contraste, Parménides argumentó que el cambio es una ilusión y que la verdadera realidad es inmutable y eterna. Estas ideas contrastantes reflejan la diversidad de pensamiento entre los primeros filósofos griegos y su esfuerzo por entender la naturaleza de la realidad a través de la razón.

 

La Sabiduría en otras Culturas

Mientras que la filosofía occidental surgió en Grecia, otras culturas también desarrollaron formas sofisticadas de pensamiento y sabiduría. En la antigua India, por ejemplo, los Vedas y los Upanishads contienen profundas reflexiones filosóficas y espirituales sobre la naturaleza de la realidad y el ser humano. El budismo, fundado por Siddhartha Gautama, también ofrece una rica tradición filosófica centrada en la comprensión del sufrimiento y el camino hacia la iluminación.

 

En China, el confucionismo y el taoísmo proporcionaron marcos filosóficos y éticos que han influido profundamente en la cultura china. Confucio enfatizó la importancia de la moralidad, la familia y la sociedad, mientras que Lao-Tsé, el fundador del taoísmo, abogó por una vida en armonía con el Tao (el camino) y la naturaleza.

 

El Problema de la realidad en los Presocráticos

Introducción

La filosofía presocrática se caracteriza por su intento de explicar la realidad a través de principios racionales y naturales, alejándose de las explicaciones míticas. Los presocráticos se centraron en la búsqueda del arjé, el principio fundamental de todas las cosas, y desarrollaron diversas teorías para explicar la naturaleza de la realidad.

 

La Búsqueda del Arjé: Monismo, Dualismo y Pluralismo

Los presocráticos se dividieron en varias escuelas de pensamiento según su concepción del arjé:

Monismo: Esta corriente sostiene que existe un único principio fundamental. Tales de Mileto, por ejemplo, propuso que el agua es el arjé de todas las cosas1. Anaxímenes, por su parte, consideró que el aire es el principio básico2.

Dualismo: El dualismo plantea la existencia de dos principios fundamentales. Un ejemplo es la teoría de Empédocles, quien propuso que el amor y el odio son las fuerzas que gobiernan la combinación y separación de los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego).

Pluralismo: Los pluralistas sostienen que existen múltiples principios fundamentales. Anaxágoras, por ejemplo, introdujo la noción de nous (mente) como el principio organizador de una infinidad de partículas4. Demócrito y Leucipo desarrollaron la teoría atomista, según la cual el universo está compuesto por átomos indivisibles y el vacío.

Los Entes No Sensibles: Los Pitagóricos

Los pitagóricos, seguidores de Pitágoras, introdujeron una perspectiva matemática y abstracta en la filosofía. Consideraban que los números y las relaciones matemáticas son los principios fundamentales de la realidad. Según ellos, el cosmos está ordenado de acuerdo con proporciones numéricas y armonías. Esta visión influyó profundamente en el desarrollo de la filosofía y la ciencia occidentales.

 

Parménides.

Parménides nació en Elea, hacia el 540 antes de Cristo aproximadamente, donde residió hasta su muerte el año 470. Se dice que fue pitagórico y que abandonó dicha escuela para fundar la suya propia, con claros elementos anti-pitagóricos

Parménides nos expone su doctrina: la afirmación del ser y el rechazo del devenir, del cambio.El ser es uno, y la afirmación de la multiplicidad que implica el devenir, y el devenir mismo, no pasan de ser meras ilusiones.

Su obra más famosa (Acerca de la Naturaleza) expone su doctrina a partir del reconocimiento de dos caminos para acceder al conocimiento: la vía de la verdad (aletheia )y la vía de la opinión ( doxa ). Sólo el primero de ellos es un camino transitable, siendo el segundo objeto de continuas contradicciones y apariencia de conocimiento.

La vía de la opinión parte, dice Parménides, de la aceptación del no ser, lo cual resulta inaceptable, pues el no ser no es. Y no se puede concebir cómo la nada podría ser el punto de partida de ningún conocimiento. Por lo demás, lo que no es, no puede ser pensado, ni siquiera "nombrado". Ni el conocimiento, ni el lenguaje permiten referirse al no ser, ya que no se puede pensar ni nombrar lo que no es). Para alcanzar el conocimiento sólo nos queda pues, la vía de la verdad. Esta vía está basada en la afirmación del ser: el ser es, y en la consecuente negación del no ser: el no ser no es.

Afirma Parménides en estas líneas la unidad e identidad del ser. El ser es, lo uno es. La afirmación del ser se opone al cambio, al devenir, y a la multiplicidad. Frente al devenir, al cambio de la realidad que habían afirmado los filósofos jonios y los pitagóricos, Parménides alzara su voz que habla en nombre de la razón: la afirmación de que algo cambia supone el reconocimiento de que ahora "es" algo que "no era" antes, lo que resultaría contradictorio y, por lo tanto, inaceptable. La afirmación del cambio supone la aceptación de este paso del "ser" "al "no ser" o viceversa, pero este paso es imposible, dice Parménides, puesto que el "no ser" no es:

“El ser es y es necesario que sea, el no ser no es y es necesario que no sea.”

La asociación de la vía de la verdad con el pensamiento racional y de la vía de la opinión con la sensación parece poder aceptarse, aunque sin llegar a la claridad de la distinción que encontramos en Platón. Efectivamente, Parménides afirma en el poema la superioridad del conocimiento que se atiene a la reflexión de la razón (ser), frente a la vía de la opinión (no ser) que parece surgir a partir del conocimiento sensible (Lo sensible es cambiante y por lo tanto pasa del ser al no ser). Pero el conocimiento sensible es un conocimiento ilusorio, apariencia. Podemos aceptar pues que Parménides introduce la distinción entre razón y sensación, entre verdad y apariencia.

Por otro lado, Parménides habla de que ser y pensar es lo mismo, se es lo que se piensa y se piensa lo que se es. El hombre piensa y sólo entonces es, y cuando lo hace, el pensar, es aquello que piensa.

 

Heráclito

Heráclito afirma que el fundamento de todo está en el cambio incesante. Que el ente deviene, que todo se transforma en un proceso de continuo nacimiento y destrucción al que nada escapa. Su frase famosa:

En el mismo río entramos y no entramos, pues somos y no somos [los mismos]

El fragmento ejemplifica la doctrina heraclítea del cambio: el río —que no deja de ser el mismo río— ha cambiado sin embargo casi por completo, así como el bañista. Si bien una parte del río fluye y cambia, hay otra (el cauce, que también debe interpretarse y no tomarse en un sentido literal) que es relativamente permanente y que es la que guía el movimiento del agua. Algunos autores ven en el cauce del río el logos que "todo rige", la medida universal que ordena el cosmos, y en el agua del río, el fuego. A primera vista esto puede parecer contradictorio, pero debe recordarse que Heráclito sostiene que los opuestos no se contradicen sino que forman una unidad armónica (pero no estática). Es razonable, entonces, que la otra cara del agua sea el fuego, como él mismo lo adelanta en sus fragmentos.El agua fluye y no es la misma, el ser cambia, es y no es, el cauce permanece, el mismo ser es el mismo.

Era conocido como "el oscuro", por su expresión lapidaria y enigmática.  Su forma de escritura es aforístico-oracular, escribe en forma de fragmentos aislados para que el sujeto, dada su expresión enigmática y separada, tenga que poner de su parte para entender lo que en ellos se dice. No escribe en forma analítica (del todo a la separación de cada una de las partes), ni sintética (de las partes al todo) que es como lo hacen la mayoría de los filósofos.

Además, para Heráclito el conocimiento es imposible dado que tanto el sujeto como el objeto de conocimiento están continuamente cambiando.

Ha pasado a la historia como el modelo de la afirmación del devenir (el paso del ser al no ser, el cambio) y del pensamiento dialéctico. Su filosofía se basa en la tesis del flujo universal de los seres: todo fluye. El devenir está animado por el conflicto: "La guerra es el padre de todas las cosas". Para Heráclito el arjé es el fuego, en el que hay que ver la mejor expresión simbólica de los dos pilares de la filosofía de Heráclito. el devenir perpetuo y la lucha de opuestos, pues el fuego sólo se mantiene consumiendo y destruyendo, y constantemente cambia de materia.

El fuego es algo cambiante de formas permanentemente (paso del ser al no ser) y es el principio que hace que todos los elementos se transformen los unos en los otros:

FUEGO+TIERRA=AGUA+FUEGO=AIRE

AIRE-FUEGO=AGUA-FUEGO=AIRE

 

El Giro Antropológico

  1. Sócrates y la Sofística

El giro antropológico en la filosofía griega se refiere al cambio de enfoque desde la naturaleza hacia el ser humano y la sociedad. Sócrates y los sofistas fueron figuras clave en este cambio.

 

Sócrates: Sócrates se centró en cuestiones éticas y epistemológicas, buscando definir conceptos como la justicia, la virtud y el conocimiento. Utilizaba el método dialéctico, basado en preguntas y respuestas, para llegar a la verdad. Su enfoque en la autoexaminación y la búsqueda de la verdad interior influyó profundamente en la filosofía posterior.

Los Sofistas: Los sofistas eran maestros itinerantes que enseñaban retórica y argumentación. A diferencia de Sócrates, sostenían que la verdad es relativa y que el conocimiento depende de la percepción individual. Protagoras, uno de los sofistas más conocidos, afirmó que “el hombre es la medida de todas las cosas”.

  1. Filosofía y Ciudadanía en la Ilustración Griega

La filosofía griega no solo se centró en cuestiones abstractas, sino que también tuvo un impacto significativo en la vida política y social. Sócrates, por ejemplo, cuestionaba las normas y valores de la sociedad ateniense, lo que le llevó a ser juzgado y condenado a muerte. Su discípulo Platón continuó esta tradición, explorando la relación entre filosofía y política en obras como “La República”.

 

Aspasia de Mileto y el Papel de la Mujer en la Cultura y la Filosofía Griega

Aspasia de Mileto fue una figura destacada en la Atenas del siglo V a.C. Conocida por su inteligencia y elocuencia, Aspasia fue compañera de Pericles y tuvo una influencia significativa en la vida política y cultural de Atenas. Aunque las mujeres en la antigua Grecia generalmente tenían un papel limitado en la vida pública, Aspasia rompió con estas restricciones y participó activamente en los círculos intelectuales de su tiempo.

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